15 de julio, 2020.- Ricardo Duarte se ha convertido en el principal problema del Basketball peruano desde el día 07 de Noviembre del 2017 hasta hoy han pasado 2 años y 8 meses.
Ese es el tiempo transcurrido desde que Ricardo Duarte presentó el título 02384864 en los Registros Públicos, título que hasta ahora sigue bloqueando la inscripción del Grupo de Trabajo vigente, propuesto por las bases de la FDPB y designado por el IPD.
Dos años y ocho meses que viene bloqueando las esperanzas de todos los deportistas de esta disciplina y burlándose de los clubes del país y de las Ligas que los representan.
Duarte sabe y es consciente que ese nombramiento tenía una vigencia de solo 6 meses y que ya caducó hace más de dos años. Sabe también que al final ese título inexorablemente será tachado pues contiene vicios insalvables, y que aún así no lo fuese y se lograra inscribir, no tiene ninguna utilidad pues ya caducó. Pero aún así no le da la gana (como lo demuestra la página de SUNARP) de retirar el documento y su terquedad y soberbia, siguen dañando al baloncesto nacional.
Mientras las ligas afiliadas le exhortaban, antes del inicio de los Juegos Panamericanos, públicamente a retirarlo, Duarte, de 80 años, se burlaba despectivamente en entrevistas “No lo voy a retirar. A mi no me importa que me señalen como el responsable” mientras repetía “Que FIBA nos desafilie, no importa”. Esas palabras retumban hasta hoy en los oídos de todos los dirigentes deportivos de nuestra disciplina y le harán pasar a la historia como un execrable dirigente.
Duarte apeló ese título en Octubre del 2019 ante el Tribunal Registral, a sabiendas que eso le permitiría dilatar aún más el proceso. Sus asesores le recomendaron que de esa manera podría alargar unos meses más el trámite y así seguir bloqueando las aspiraciones que todas las ligas afiliadas del país a tener a un proceso electoral justo; pero sobre todo le da un tiempo de descuento para tratar de conseguir que algún manotazo de ahogado o algún “Richard Swing” con allegados en la posición correcta, le permita presionar al IPD para lograr que nuevamente lo designen en un grupo de trabajo a él o a alguien de su entorno.
Duarte es una persona orgullosa, arrogante, que siempre ha creído que se le debe rendir pleitesía. Esa creencia tristemente le ha ido convirtiendo en un cáncer, un tejido maligno que se desarrolla dentro de un organismo, impávido, sin tener idea del daño que causa, y sin importarle si mata a su huésped.
Señor Duarte, falta poco para que ese título sea tachado, y cuando eso pase, ni usted, ni sus amigotes, ni todos los favorecimientos a los que usted estuvo acostumbrado durante su vida, podrán impedir que la legitimidad se abra paso.
Y su recuerdo será como el de un tumor extirpado. Algo desagradable que desgraciadamente sucedió pero afortunadamente pudimos superar y ahora hay que dejar en el olvido.
Fuente: Perubasquet